martes, agosto 08, 2006

¿Se puede convivir con la muerte?
¿Es la calidad de vida una posibilidad de elección totalmente remota para los pobladores del conurbano sur?...



Cuando uno recorre el Polo Petroquímico de Dock Sud comprende que aún no ha sucedido lo peor. Junto a las baterías de almacenamiento de petróleo y derivados corre un tendido eléctrico de 132 mil voltios. Cientos de tanques de almacenamiento de combustibles se ven tremendamente deteriorados y las contenedoras de gas se encuentran a una distancia menor a lo conveniente, lo que significa que una explosión en cadena provocaría una onda expansiva de más de tres kms.



Los caminos exhiben enormes pozos de 5 metros de diámetro por donde circulan bamboleantes camiones de combustibles, gas comprimido, tóxicos, etc…
Un segundo bastaría para que Avellaneda, Barracas y La Boca queden destrozadas, aún recordamos los daños provocados por la explosión del Perito Moreno, un barco de combustible que se hallaba en el canal Dock Sud.



El Polo alberga a más de 45 empresas, la mayoría de ellas de alto riesgo. Antes del 2008 doce de éstas, tratantes de productos químicos, deben mudarse ya que no se renovarán sus habilitaciones. Tagsa, Indupa, Down Chemical, que acumula tóxicos sin clasificación y Petro Río que nunca contó con habilitación municipal, son algunas de ellas.



Estas empresas son responsables de la emisión de metales pesados como plomo y cromo y de la liberación de cantidad de gases tóxicos como tolueno, benceno y xileno que en libre y desinteresada combinación convierten a los 40.000 habitantes de Dock Sud, los 328.980 de las proximidades de Sarandí, Avellaneda y los 183.022 de La Boca y Barracas en conejillos de india…



Pero las políticas nacionales se centran en la erradicación de Villa Inflamable (la zona más afectada), y no en la erradicación total del Polo Petroquímico que afecta y envenena a más de 512.002 personas.



Avellaneda y Lanús son dos de los siete partidos del conurbano que tuvieron un fuerte descenso de la población entre 1991 y 2001. El La Boca y Barracas ocurre lo mismo.



¿Quién quiere vivir envuelto en una nube tóxica?



Pero aquí, a sólo treinta cuadras de la capital, el combo se completa con los lixiviados producidos por los rellenos del Ceamse...



que se filtran a las napas de agua altas de por si en la zona cercana al Río de la Plata; los químicos vertidos en el arroyo Sarandí por las curtiembres...



y la planta de incineración de residuos patogénicos “Trieco” que fue clausurada en octubre de 2004 “en atención al grave riesgo de daño inminente sobre la salud de la población y/o del medioambiente” (resolución 644/04). Esta planta como puede observarse sigue funcionando clandestinamente, por las noche o los domingos, al igual que la planta de Coque.
Las Dioxinas y furanos liberadas por esta incineradora integran la lista de los 12 contaminantes orgánicos persistentes, declarados por la Organización Mundial de la Salud la “docena sucia”. Las Dioxinas y Furanos son un carcinógeno comprobado por la Agencia Internacional para Investigaciones sobre el Cáncer, de la Organización Mundial de la Salud, además provoca alteraciones del sistema inmune, efectos sobre la reproducción (pérdida de los embarazos) y trastornos del neurodesarrollo, entre otros.



En 2003 se presentó el resultado de un estudio realizado a 144 chicos de entre 7 y 11 años de Villa Inflamable que muestra los daños irreversibles en la salud por la exposición a la contaminación. Diecisiete gases tóxicos y metales pesados como plomo y cromo fueron el resultado de los análisis del aire. El total de los niños de Villa Inflamable presentaron evidencias de contaminación. El 50% de ellos contenían valores superiores a los tolerables.



Afecciones respiratorias, alergias de piel, ojos y pulmones y fuertes dolores de cabeza, son las consecuencias más tenues. La más directa y fatal es el cáncer.

Pero la plaga de enfermedades se propaga no sólo a los interiores de Villa Inflamable y el “Docke”, sino que afecta además a toda la población del sur del conurbano y de la Capital federal, aunque difícilmente pueda establecerse hasta dónde se extiende su manto de muerte…



Romina tiene 5 hijos, Sebastián de sólo 11 años ya tiene plomo en sangre y Rocío de un año sufre constantemente de afecciones respiratorias.



Los últimos estudios realizados a Sebastián arrojaron un resultado de 17,5 plomo en sangre, casi el doble de lo tolerable.



¿Cómo es “tolerable” que un niño tenga plomo en la sangre?, ¿Acaso hay alguna razón natural por la que un organismo pueda fabricar internamente plomo?



Hay una única respuesta: No. No es tolerable que un chico tenga plomo en la sangre porque no existe ninguna razón natural para que este metal esté en su cuerpo, excepto por la natural razón de respirar cada día la muerte que liberan esas inescrupulosas empresas.
Romina se queja porque los hospitales de la zona no tienen medicamentos para tratar las afecciones causadas por las empresas del polo, ni médicos especializados. Las madres tienen que viajar con sus hijos hasta La Plata para que se les realicen estudios, pero no obtienen tratamientos para su mejora. En muchos casos, si bien es difícil que los médicos expidan un certificado de que la causa es ambiental, la recomendación más oída por los vecinos del Docke es: “tendría que mudarse”.
¿No sería mejor que se mude el Polo Petroquímico de Dock Sud que afecta a quinientos doce mil personas?



Los habitantes de Villa Inflamable, además de soportar las emanaciones tóxicas, los metales pesados, las dioxinas cancerígenas y los lixibiados de los rellenos de basura, viven en condiciones precarias, incluso extremas.



Algunas casillas se levantaron sobre ciénagas contaminadas.



Las inseguras conexiones de agua potable vienen de lejos y cruzan los “canales” contaminados por los lixiviados del relleno del Ceamse.

No tienen conexión de luz, gas, agua potable y cloacas.



Los días de lluvia uno no sabe si quedarse fuera o dentro de su casilla. Afuera las calles de tierra se transforman en un barrial intransitable...



pero adentro muchas casas se llenan de agua empetrolada.



Juane y Lucía tienen más de 80 años y hace 56 que viven en Dock Sud, fueron quinteros hasta que la contaminación del polo los echó de la tierra.



Han sufrido el desamparo de cada gobierno amigo de los millones de las grandes empresas. Hoy, con el agua dentro de su casa, siguen sufriendo la indiferencia de un gobierno inmune a los tóxicos y los reclamos de la gente…


En el año 2003 se firmó una carta de “intención” entre el gobierno Nacional y el Provincial para erradicar el Polo petroquímico en 10 años, pero la “intención” difícilmente cure a los enfermos(...) En 10 años el hijo de Romina tendrá 21 años y habrá convivido todo ese tiempo con niveles de plomo intolerables, ya que el plomo una vez dentro del cuerpo no se puede eliminar.
En diez años, lamentablemente tal vez muchos de los enfermos no estén.
En diez años muchas mamás habrán perdido a sus hijos por el cáncer o los abortos espontáneos…



¿Qué palabras necesitan escuchar los políticos para poner algo más que intención? Tal vez los billetes tapen sus oídos…